Algo de mi obra:

"A ella la conocí en un café. Acompañaba a un amigo con el que habíamos quedado. Mi amigo había estado trabajando en una zona alejada e incomunicada. Estaba por así decirlo, en calidad de desaparecido. Ella y yo habíamos coincidido buscándolo en las redes sociales con conocidos en común; tratando de tener noticias, pues el tiempo de su ausencia había sido prolongado. Ella vestía jeans azules y una blusa blanca que le venía muy bien. Al cuello portaba un collar rojo de semillas de alguna planta leguminosa. Sus aretes también eran de semillas rojas y colgantes. En su regazo traía un libro, Las edades de Lulú, de Almudena Grandes que guardó en su bolsa de mano antes de sentarse. Y yo que jamás me turba nada o casi nada, estaba temblando y sudando al darle la mano y ver esos ojos cafés que me veían directamente. Pero lo que me condenó, fue su sonrisa; hermosa a más no poder. Y esos carrillos en las mejillas eran el paraíso. Su perfume confirmó mi desgracia. "

La noche delimitada, El retorno y otras nocturnidades, Ney Salinas Domínguez